La historia del fraile y del Roque
Nublo
En
la oscuridad de la noche, en lo más profundo de la nada, ante la mayor
desesperación apareció a lo lejos una luz casi cegadora. En un primer momento
no fui capaz de ver nada, pero transcurridos unos segundos pude vislumbrar algo
en la lejanía. Una silueta dorada se iba haciendo cada vez más nítida ante mis
ojos. Tenía un aspecto robusto, era enorme y se encontraba situado en la cima
de una montaña. No podía creer lo que veían mis ojos, un ser majestuoso se
presentaba ante mí.
Se
me presentó como el fraile guardián del gran
Roque Nublo, y me dijo: eso que están viendo tus ojos es el Roque Nublo,
el símbolo de una Tierra, el sentimiento de su gente, el orgullo de su isla y
fuente de grandes inspiraciones.
¿Si tanto lo quieren, por qué la necesidad de
hacer guardia ante él?, le dije yo. A lo que el fraile me contestó: te voy a
contar una historia que deberás dar a conocer: hace muchos años, este Gran
Roque me salvó de la muerte de manos de aquellos que una vez quisieron
conquistar mi isla. Desde ese momento juré permanecer a su lado, día y noche, junto
a mi fiel amiga la rana, por si algún día alguien osaba perturbarle, juntos nos
levantaríamos en su ayuda, como un día lo hizo él por mí.
Relato
creado por Sara Alonso Trujillo.
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